jueves, 19 de enero de 2012

   Wayra, dormía un sueño profundo. Afuera, los autos y sus escandalosas bocinas no paraban de pitar como si eso hiciera que el auto de adelante pudiera acelerar y el embotellamiento dejara de existir de una vez por todas. Cada día, cerca de las siete de la mañana, era siempre lo mismo. No necesitaba despertador, ni tampoco una mascota flotante y peluda que le lamiera el cuello y la cara y la dejara llena de baba para recordarle que hoy, era otro de esos días de semana en los que sería mejor ya no estar. Un nuevo año, una navidad ya pasada, un acelerado correr de año y volver a empezar la misma rutina. En lugar de llamarse Wayra Luna pedía a risa suelta que la llamaran Wayra Tierra. Cada año resultaba hacer lo mismo así escribiera su lista de 12 deseos anuales a las once de la noche para leerlos en voz alta mientras se atragantaba con las uvas verdes que simbolizaban lo supersticioso de esa particular tradición. Pero desde el día en que se graduó de la universidad, siempre terminaba dando la misma vuelta. Esto. Tantos sueños y tanto planear de que sería famosa, de que llegaría a ser tan reconocida que pondría de moda en las niñas llamarse igual que ella. Hasta había soñado con un perfume que llevaría su nombre y por ahí, hasta su barrio terminaría llamándose como ella. Ja. De eso hace ya una década y todavía, cada año al comenzar, menos los dos bisiestos que ya sucedieron, se dedicaba a buscar un nuevo empleo sin arriesgarse a quedarse en uno y hacer historia. Para hacer historia se necesita aguante y perseverancia decía su abuelo materno cada vez que cambiaban el técnico de la selección de fútbol profesional. Pendejos de mier… por eso el futbol es como es, una parva de perdedores, siempre cambiando cada año de técnico por eso nunca este país llegará a hacer historia.

   Wayra lo escuchaba detrás de la puerta de la sala y se reía de su pobre abuelo que peleaba solo frente a la pantalla del televisor. Desde allí, ella le gritaba en voz baja, pero Abu, que si están haciendo historia, no se da cuenta que es la selección que más campeonatos perdidos tiene en el mundo. Wayra siempre veía el otro lado de la moneda. En eso, si sabía ser un satélite pero con el tiempo había olvidado eso y ya de grande se había convertido en Tierra.

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SE SIGUE ESCRIBIENDO EL RELATO CON CADA NUEVA ENTRADA.
ESTA HISTORIA APENAS COMIENZA.
CONTINUARÁ.
MIENTRAS TANTO PUEDE LEER MÁS DE OTROS MICRORRELATOS EN ESTE LINK --->  ANTOLOGÍA: SALA  DE ESPERA Y UNA HABITACIÓN COMPARTIDA

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Estimado lector y lectora, os brindo mis mejores deseos de bienestar y armonía. Atte: Wayra Luna